
Concepto iraoliano de la jerarquía de los empleados de un club de fútbol
En el verde están los jugadores. En sentido centrífugo, desde el banquillo hasta el último rincón del club, se disponen el resto de los empleados, conformando categorías que nada tienen que ver con su capacitación laboral sino con su proximidad al verde. Yo tuve el privilegio de estar en el límite y a veces, de forma fugaz, en el mismo centro del universo futbolístico, pisando el mismo verde que los jugadores.
Para el organizador del protocolo no es fácil delimitar qué porción del personal de un club se puede asimilar al equipo en sus actividades públicas o privadas. Por ejemplo: ¿Quién debe aparecer en el poster? ¿Quién tiene la obligación de asistir a los actos representativos? En el primer círculo, rodeando a los jugadores se sitúa el entrenador con su equipo técnico; en el siguiente los expedicionarios habituales -utillero, delegado, masajistas y médico- Después algunos empleados próximos a la actividad diaria del equipo como el jefe de prensa, el encargado y los empleados de la instalación. Y así, en círculos concéntricos cada vez más amplios, el resto de los empleados del club. La posición del presidente y consejo no está bien definida. El presidente, claro está, puede situarse donde le dé la real gana y aunque lo normal es mantener el decoro que corresponde a su dignidad, alguno se metió en el centro del campo con variadas y cada vez más peregrinas excusas. Pero eso, mientras no se acuerde lo contrario, es potestad del que manda en cada momento.
Desde una posición de privilegio por mi proximidad al verde, pude ser testigo de excepción en la actividad de un equipo extraordinario, en sucesivas remesas de jugadores que conformaron un grupo de gente irrepetible en su época y en sus circunstancias que en las diferentes etapas de mi estancia en la Real fueron cambiando desde la muy feliz época de Luis Uranga hasta la triste ley concursal y lo que trajo consigo. Hubo muchos momentos de alegría y algunos de profunda tristeza pero nunca dejó de existir un ambiente en el vestuario cargado de calor, camaradería y buenos sentimientos.
Estos recuerdos pueden resultar simples o irrelevantes para cualquier persona que acceda a su lectura pero estoy seguro que serán recibidos por sus protagonistas con el mismo cariño con el que les son dedicados.